Hablemos de la eliminación de arrugas de expresión preventiva

Close-up female face with a big wrinkles on her forehead - isolated on white

¿Está justificado inyectarse toxina botulínica a una edad temprana para retrasar la formación de arrugas?

Todo empezó con una YouTuber brasileña que contó, a través de su canal a principios de año, su experiencia con la toxina botulínica a la pronta edad de 28 años. Cuando una compañera habló del caso en voz alta en la redacción, se hizo un silencio sepulcral: ¿estamos hablando de combatir las arrugas con inyecciones sin haber cumplido apenas los 30? No exactamente. Tal y como ella misma explica en su vídeo, hablamos del toxina botulínica desde un punto de vista diferente: como tratamiento preventivo.
“Se trata de hacer tratamiento con toxina botulínica sobre los músculos que provocan las arrugas de expresión (arrugas dinámicas) mucho antes de que estas se marquen de forma permanente. De esta manera, al estar relajados estos músculos, se evita o retrasa la aparición de estas arrugas”, explica el doctor Ángel Juárez, jefe de cirugía plástica, estética y reparadora del Hospital La Zarzuela. Y no se trata de nada nuevo, la doctora Cristina Hoyos, dermatóloga y directora técnica de Clínicas Ceta, siempre explica a sus pacientes que la toxina botulínica “es más un tratamiento preventivo que curativo ya que, una vez que la arruga está marcada, es muy difícil que solo con la toxina botulínica desaparezca”.

Aunque es fácil encontrar información en la red acerca del uso de esta toxina de forma preventiva a partir de los 25 años, ambos doctores coinciden en su utilización a partir de los 30 y con ciertas condiciones. Las personas hipertónicas, aquellas con un alto grado de contracción de determinados músculos, serían los pacientes más indicados, según el Dr. Juárez, que además lo desaconseja en caso de enfermedades neurológicas o con intolerancia al producto. Sin embargo, la Dr. de Hoyos habla de una franja de edad más avanzada, los 38-40 años, en pacientes que apenas tengan arrugas. “Se podría retrasar en aquellos casos en los que aún no hayan empezado a marcarse y adelantarse –la doctora no está de acuerdo en hacerlo antes de los 35– en aquellos pacientes que gesticulan en exceso”
Aunque la toxina utilizada es la misma que en el procedimiento normal –la toxina botulínica tipo A–, se suele precisar menos cantidad, “dado que el músculo suele responder bien y no es necesario bloquearlo por completo sino disminuir su movilidad”, apunta la Dr. de Hoyos. “El tratamiento se hace sobre los músculos frontales –para prevenir las arrugas de la frente–, músculos corrugador y procerus –para prevenir las arrugas del entrecejo– y parte lateral del orbicular de los párpados –para prevenir las patas de gallo–. La duración del tratamiento es de aproximadamente 30 minutos y se realiza en la consulta. Se utilizan agujas muy finas, por lo que ocasiona pocas molestias. La inflamación es mínima”, desvela el jefe de cirugía plástica, estética y reparadora del Hospital La Zarzuela.

Tal y como ocurre con la aplicación de toxina botulínica tradicional, los efectos se empiezan a notar a las 48-72 horas y no duran más de 6 meses, “aunque lo más habitual es que a los 4-5 meses haya que repetir el tratamiento debido a que ya hay movilidad muscular”, revelan desde Clínicas Ceta. “A largo plazo, y administrando 2 sesiones anuales, existen estudios que reflejan que la profundidad de las arrugas es mucho menor a los 5 años de la que les correspondería si no se utilizara la toxina botulínica”, desvela el Dr. Juárez.
Dicho esto, ¿existe algún tipo de contraindicación? “En absoluto. La toxina botulínica es un producto que se viene utilizando desde hace muchos años para otras indicaciones médicas (estatismo, espasticidad muscular, migrañas…), incluso en edades más tempranas, y no es contraproducente. Lo único que puede producir, en alguno casos, es resistencia al producto y, por lo tanto, que haga cada vez menos efecto”, contesta el doctor del Hospital La Zarzuela.
Precisamente, la flacidez es algo en lo que la toxina botulínica no tiene nada que hacer, tal y como recuerda el jefe de cirugía plástica del Hospital La Zarzuela. “La toxina botulínica está indicado en la prevención y el tratamiento de las arrugas de expresión, es decir, las arrugas dinámicas. El objetivo es atenuar dichas arrugas aunque no desaparezcan por completo. No tiene efecto sobre la flacidez y no es un material de relleno”, sentencia. La directora técnica de Clínicas Ceta también advierte que “el tratamiento con toxina botulínica es un procedimiento más de los muchos procedimientos estéticos cuyo objetivo es mejorar la apariencia estética facial. No es una solución definitiva, ni es la cura para el envejecimiento”. ¿Prevenir mejor que curar?
(articulo de VOGUE)
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